El Bicentenario del nacimiento de Charles Darwin, que se conmemora en el año 2009, brinda la ocasión de repasar cuestiones en las convergen la Ciencia, la Razón y la Fe. Este Curso presenta a personalidades de diversas Universidades que intervendrán en el Colegio Mayor Albayzín, de la Universidad de Granada, entre el 19 de febrero y el 4 de marzo próximo.

sábado, 31 de enero de 2009

El darwinismo después de Darwin


Artículo de Carlos A. Marmelada
Fuente ACEPRENSA, 28 Enero 2009

Desde la muerte de Darwin, acaecida el 19 de abril de 1882, hasta principios del siglo XX, el darwinismo fue apagándose lentamente. El no poder explicar los mecanismos de la herencia parecía que condenaba a la teoría a la extinción intelectual. Sin embargo, el redescubrimiento de los trabajos de Mendel, por parte de tres investigadores que trabajaban independientemente –Hugo de Vries, Carl Correns y Erich von Tschermak–, permitió crear la genética moderna, lo que favoreció la resurrección del darwinismo.
Hugo de Vries propuso una nueva teoría de la evolución, conocida como mutacionismo, que esencialmente elimina la selección natural como el proceso principal en la evolución. El mutacionismo propuesto por de Vries fue rechazado por muchos naturalistas contemporáneos y también por los llamados biometristas. Según éstos, la selección natural es la causa principal de la evolución, a través de los efectos acumulativos de variaciones pequeñas y continuas. Mutacionistas y biometristas se enzarzaron, durante las dos primeras décadas del siglo XX, en una agria polémica, centrada en la cuestión de si las especies aparecen de forma repentina por mutaciones importantes (cualitativas), o de manera gradual por acumulación de variaciones pequeñas (cuantitativas).
Hubo que esperar hasta la década de los treinta para que se elaborara una teoría de la evolución que integrara la aportación esencial de Darwin, la selección natural como motor de la evolución, con la recién descubierta herencia mendeliana. Los principales científicos que llevaron a cabo la teoría sintética de la evolución fueron Theodosius Dobzhansky, George G. Simpson y Ernst Mayr. En la teoría sintética, también conocida como neodarwinismo, la interrelación de la mutación, la recombinación genética del ADN, la deriva genética, la migración y la selección natural eran los factores que daban pie a los cambios evolutivos en los seres vivos.

¿Gradualmente o a saltos?

Pero la teoría sintética tendría que hacer frente a algunas críticas. Por un lado, en los años sesenta, algunos matemáticos objetaban que no había habido tiempo suficiente para que la evolución se hubiera producido siguiendo los mecanismos descritos por Darwin. Por otro, el registro fósil presentaba unas discontinuidades que no podían ser explicadas desde el gradualismo.
Entonces John Eldredge y Stephen Jay Gould propusieron la teoría del equilibrio puntuado. Según estos autores, la evolución se caracteriza por largos periodos de tiempo estables, estasis, alternados por breves lapsos (unos pocos milenios) en los que los cambios se producirían de forma abrupta. Según ellos esto casaría más con el registro fósil. En la actualidad el debate entre el gradualismo neodarwinista y el saltacionismo de Gould y Eldredge sigue vivo.
En todo caso, 150 años después de su propuesta, la teoría de Darwin se ha convertido en el gran pilar de las ciencias de la vida. Actualmente, y tal como decía Theodosius Dobzhansky, en biología no hay nada que tenga sentido si no es a la luz de la teoría de la evolución; algo que podría extenderse a las ciencias biomédicas. Hoy en día la evolución como hecho es aceptada por la inmensa mayoría de los científicos. Lo que se cuestiona es si la selección natural darwiniana tiene tanta incidencia en el hecho evolutivo como suponía el naturalista inglés.
Hay quienes no están de acuerdo en que la selección natural tenga un papel tan determinante en el proceso evolutivo. Por esto, algunos piden una nueva teoría de la evolución, una nueva síntesis, que vaya más allá de la propuesta por los neodarwinistas. Otros aducen que la bioquímica presenta retos insalvables al darwinismo y abogan por la existencia de un diseño inteligente en la naturaleza capaz de ser descrito por los métodos de la ciencia, una propuesta que está levantando debates muy acalorados.
La idea de que la vida se ha desplegado a lo largo del tiempo a través de un proceso evolutivo es una conquista de la ciencia que ya no tiene marcha atrás, como sucede con el Big Bang en cosmología y el heliocentrismo en astronomía. El mérito de Darwin consistió en ser el principal artífice de que esta idea se impusiera con tanto vigor.
De todos modos, la teoría de la evolución continúa teniendo grandes retos que resolver. Aún no sabemos cómo se originó la vida, ni cómo se pasó de la célula procariota a la eucariota. El origen de los reinos continúa siendo hipotético, y el que se hayan desarrollado a partir de formas determinadas de vida primitiva no pasa de ser una suposición más o menos coherente. Lo mismo sucede al nivel siguiente, el de los fila. Los orígenes de estos planes básicos de organización de la vida son oscuros, y no vienen garantizados por el registro fósil tal como lo entiende el gradualismo.

Carlos A. Marmelada es profesor de la Universitat Internacional de Catalunya, autor de más de 180 artículos sobre evolución humana y del ensayo El origen del hombre. Cuestiones fronterizas (Palabra); ha hecho guiones para documentales sobre evolución y ha impartido numerosas conferencias sobre este tema. En la actualidad tiene en imprenta una biografía novelada sobre Darwin (Charles Darwin. Una vida para la ciencia, Ed. Casals) y otros libros en preparación.

martes, 27 de enero de 2009

El plazo de inscripción del curso empieza el Jueves 29


A partir de este jueves, 29 se abre el plazo de inscripción para el Curso en el Centro de Formación Continua de la Universidad de Granada.

Estos son los datos del curso en la web del centro.
los universitarios que quieran el apuntarse al Curso.

Para inscribirse, basta con pasar por el Centro: Avda. de la Constitución nº 18 Edificio Elvira, Granada, de Lunes a Viernes, de 9 a 14 horas, llevando el resguardo de matrícula y una fotocopia del DNI. Posteriormente, con la Carta de Pago, abonar los 30,39 euros en la entidad bancaria que se indique.

Se recomienda no demorar la inscripción para asegurar la plaza. El plazo acaba el 12 de febrero

lunes, 26 de enero de 2009

Video resumen interesante

Este clip anuncia el video "El origen del honbre" del que se pondrán diversos cortes en el curso del Bicentenario de Darwin, para tener posteriormente debates.


Este video estará disponible en unos meses en www.goyaproducciones.com

domingo, 25 de enero de 2009

El Origen del Universo - Christian de Duve, Premio Nobel


En este video interviene Christian de Duve, un citólogo y bioquímico inglés, catedrático de la Universidad de Lovaina y en el Instituto Rockefeller de Nueva York. Recibió el Premio Nobel de Medicina en el año 1974. De Duve fue discípulo de Georges Lemaître, sacerdote católico y astrofísico belga que en 1927 publicó un informe en el que resolvió las ecuaciones de Einstein sobre el universo entero y sugirió que el universo se está expandiendo. En 1931, propuso la idea que el universo se originó en la explosión de un «átomo primigenio» o «huevo cósmico» o hylem. Dicha explosión ahora se llama el Big Bang.

martes, 20 de enero de 2009

Datos básicos del Curso


Días 19, 23 y 26 de febrero / 2 y 4 de marzo de 2009
Horario: 16,30-20,30
Lugar: Colegio Mayor Albayzín, Universidad de Granada

El Curso está en fase de aprobación por el Centro de Formación Continua de la UGR. Por problemas burocráticos no se tendrá la aprobación (ni por tanto se podrá hacer gestión de matrícula) antes del 5 de febrero. Si todo sale como está previsto, esto serán los datos:

Coste: 31,70 euros (hay posibilidad de becas de la UGR)
Créditos: 2 de libre configuración reconocidos por el Centro de Formación Continua que cada facultad podrá reconocer
Plazas: 90

Todas las personas interesadas en el Curso (contando con que se dan los créditos) y que quieran que se les informe personalmente en cuanto se apruebe y tener así más posibilidad de asegurar la plaza deben escribir un correo a dirección@colegiomayoralbayzin.es

Además de los participantes del curso, a las conferencias podrá asistir libremente quien lo desee, mientras haya aforo suficiente. Éstos son los ponentes:

19 de febrero, jueves
El método científico y el filosófico en el estudio del universo
16.30
Juan Arana
Catedrático de Filosofía de la Naturaleza
Universidad de Sevilla
18.30
Sebastián Montiel
Catedrático de Geometría y Topología
Universidad de Granada

23 de febrero, lunes
La evolución. El origen del hombre. Evolucionismo y creacionismo
16.30
Armando Segura
Catedrático de Filosofía
Universidad de Granada
19.00
Evandro Agazzi
Catedrático de Filosofía de la ciencia
Universidad de Génova
Presidente de la Academia Internacional de Filosofía de la Ciencia

26 de febrero, jueves
Mente y cerebro
16.30
José Manuel Giménez Amaya
Catedrático de Neurociencia
Universidad Autónoma de Madrid
19.00
Juan José Acero
Catedrático de Filosofía
Universidad de Granada

2 de marzo, lunes
El Diseño Inteligente.
16.30
Santiago Collado
Profesor de Filosofía
Universidad de Navarra


4 de marzo, miércoles
Relaciones entre ciencia y religión. El caso Galileo
19.30
Ignacio Sols
Catedrático de Álgebra
Universidad Complutense de Madrid

martes, 6 de enero de 2009

El evolucionismo y sus ramificaciones: ciencia y religión


Interesante artículo de Juan A. Herrero Brasas, profesor de Etica Social en la Universidad del Estado de California, publicado en la versión impresa de El Mundo el 26 de diciembre de 2008. Interesante también si se tienen en cuenta escritos precedentes de este autor, no precisamente en defensa de tesis proclives a la religión

En el año que ahora termina se cumple el 150 aniversario de la publicación de El Origen de las especies, obra sobre la que Charles Darwin sustentó su teoría de la evolución. La extraordinaria influencia que dicha teoría ha ejercido en la sociedad occidental a lo largo de más de un siglo es algo que tan sólo en la actualidad estamos empezando a vislumbrar en sus auténticas dimensiones.

La teoría de la evolución de Darwin, como es sabido, no surgió en un vacío (Jean B. Lamarck y otros ya habían propuesto sus propias teorías evolucionistas). La idea estaba en el aire, por así decir, pero en El origen de las especies, con sus minuciosas observaciones, Darwin le dio su formulación más sólida y convincente. La teoría darwiniana de la evolución prendió en la mentalidad popular y en las esferas intelectuales con una rapidez y fuerza pasmosas, e influyó decisivamente sobre el clima intelectual y político de la segunda mitad del siglo XIX y primera del XX. Su influencia está presente de un modo central, por ejemplo, en la teoría marxista (El Capital apareció publicado nueve años después de El origen de las especies), como también lo está, entre muchos otros autores decimonónicos, en el pensamiento de Nietzsche y hasta en el del poeta norteamericano Walt Whitman.

En la evolución darwiniana el hombre moderno creyó ver revelada por la naturaleza misma la dirección del progreso, y entendió que lo racional y adecuado era colaborar con ese impulso evolutivo por todos los medios a su alcance. Tal convicción encontró su punto de eclosión en la ideología nazi. Pero para el momento en que el nazismo adquirió su monstruosa forma política, el mundo occidental estaba ya infectado por la ideología del darwinismo social, una ideología de cooperación racional con la evolución de la naturaleza. Racismo y darwinismo social han ido de la mano a lo largo del siglo XX.

La idea de la supervivencia del más fuerte, versión original de la teoría de la evolución darwiniana, entendida como mecanismo exclusivo, carece de suficiente fuerza explicativa. Por ello daría paso en la segunda mitad del pasado siglo a la más sofisticada noción de mutación genética por azar (random genetic mutation). Las mutaciones genéticas, que se producen por azar, pueden ser positivas (las que favorecen una mejor adaptación al medio y proporcionan ventajas reproductivas), indiferentes o negativas. Las mutaciones favorables ocurridas al azar -estadísticamente muy improbables- se habrían ido acumulando hasta dar lugar al estado actual de la naturaleza. Por supuesto, según la teoría, el proceso es más complejo de lo que es posible explicar en un par de líneas, pero lo que subyace en definitiva es la noción del puro azar.

La idea de que, dada la suficiente cantidad de tiempo, el azar es capaz de dar lugar a todo tipo de combinaciones ha sido defendida por los teóricos más radicales del evolucionismo. Es famoso el planteamiento del astrónomo Sir Arthur Edington, que en 1929 afirmó que, dado el tiempo suficiente, un batallón de chimpancés tecleando al azar acabaría escribiendo todas las obras que hay en el Museo Británico. Hoy, sin embargo, una rama de las matemáticas, la probabilística, valiéndose de los últimos avances de la informática, ha demostrado la práctica imposibilidad de la predicción de Edington, y con ello, sin pretenderlo, ha planteado un imponente reto a la teoría de la evolución. Un ejemplo concreto que ponen matemáticos y expertos en probabilidad, como Michael Starbird, de la Universidad de Texas, es el análisis de las probabilidades que hay de que a base de teclear una combinación de 18 caracteres y espacios al azar surja de modo fortuito la shakespeareiana frase To be or not to be.

Este es el resultado: si tuviéramos mil millones de chimpancés tecleando al azar una vez por segundo una combinación de 18 letras y espacios (los que ocupa dicha frase) desde el inicio mismo del universo, hace aproximadamente 13.700 millones de años, la probabilidad de que para el momento actual en alguno de esos tecleos al azar hubiera surgido To be or not to be es una de entre mil millones. Es decir, pese a ese inimaginable número de tecleos, la aparición de dicha frase al azar es infinitamente más improbable que ganar la más difícil de las loterías a base de comprar tan sólo un billete.

Cada una de los millones de coincidencias fortuitas, mutaciones y combinaciones de mutaciones al azar que han tenido que ocurrir para dar lugar a la extrema sofisticación del organismo humano y del resto de la naturaleza implican una probabilidad menor que la aparición de To be or not to be en un tecleado al azar. No hará falta decir más para hacerse idea del descomunal problema que este hallazgo representa para una teoría de la evolución puramente ciega, al azar: dicho de modo simple, no ha habido, ni remotamente, tiempo suficiente desde que hay vida en el planeta Tierra para que se produzcan y acumulen al azar semejante cantidad de mutaciones.

Este problema ya había sido intuido por los grandes físicos del siglo XX. A Einstein se debe la famosa frase de que «Dios no juega a los dados con el Universo», a lo que Niels Bohr replicó: «Quién eres tú, Einstein para decirle a Dios lo que tiene que hacer». Dando aún más la vuelta a la tuerca, Stephen Hawking sentenció: «Dios no sólo juega a los dados, sino que los echa donde no los podemos ver».

El problema no es creacionismo bíblico frente a big bang y evolución. Ese es un dilema ficticio generado a partir de ciertos grupos fundamentalistas norteamericanos. El big bang y la evolución no son de por sí cuestiones que planteen un problema para la religión. El big bang fue descubierto por George LaMaitre, científico belga y sacerdote católico de la primera mitad del siglo XX. Hasta tal punto la teoría del big bang no se veía (ni se ve) como una amenaza para la religión, que Pío XI condecoró a LaMaitre por su descubrimiento. Es más, la teoría del big bang conduce fácilmente a la noción de un poder superior que ha creado el universo a partir de la nada. Precisamente porque esta teoría se veía como tan conveniente para la religión (y especialmente sospechosa, claro, procediendo de un sacerdote católico), Sir Alfred Hoyle, prestigioso matemático, ateo militante y evolucionista convencido, se burló de la misma bautizándola «el big bang», nombre con el que se ha quedado. Poco antes de morir, en 2001, Hoyle, a la vista de los últimos descubrimientos en probabilidad, publicó The Mathematics of Evolution, un libro en que demuestra matemáticamente la imposibilidad de la evolución al azar, por las razones expuestas anteriormente. En su libro, todavía desde un ateísmo militante, Hoyle hace un urgente llamamiento al mundo de la ciencia para que encuentre un nuevo soporte explicativo para la teoría de la evolución antes de que ésta, en su formulación actual, se desplome o caiga en el desprestigio. Un complicación añadida es que, cuando se observan los procesos de azar a gran escala (algo que es posible ahora gracias a los avances informáticos) se observan regularidades. Esto parece sugerir que, en última instancia, incluso si la evolución se hubiera producido por azar, sólo habría sido por un azar aparente.

Son precisamente estos descubrimientos en probabilidad y en física los que están generando entre algunos pensadores una auténtica hipótesis científica de la existencia de un poder e inteligencia supremos, es decir, lo que habitualmente llamamos Dios. Es el caso de intelectuales como Antony Flew, exponente máximo del ateísmo en la segunda mitad del siglo XX. En sus numerosos libros, artículos y debates públicos, Flew argumentó incansablemente a lo largo de décadas a favor de las tesis del ateísmo. En 2004, para perplejidad general, ante una audiencia que esperaba escuchar sus más sofisticadas argumentaciones en defensa del ateísmo, Flew anunció que, basado en la más reciente evidencia científica, había llegado a la inevitable conclusión de que existe Dios. El proceso de su conversión intelectual lo explica en detalle en su reciente libro There Is a God. Pero entiéndase que Flew no estaba necesariamente refiriéndose al Dios bíblico, sino tan sólo a la existencia de un Ser supremo que ha creado el universo y ha guiado la vida sobre la Tierra a su punto actual. De hecho, Flew sigue sin creer en la vida después de la muerte ni en otros postulados que se asocian con el Dios bíblico.

A 150 años de la publicación de El origen de las especies, a 141 de la publicación de El Capital y a poco más de cien de las principales obras de Freud, si una lección debemos sacar es la de ser prudentes y no asumir ciega o fanáticamente lo que la ciencia, y los intereses que subyacen a ella en cada momento histórico, nos presentan como absolutamente evidente e incontrovertible.

viernes, 2 de enero de 2009

Entrevista a Evandro Agazzi (1) Evolución y Creación son compatibles


Esta es una entrevista a Evandro Agazzi, Profesor de Filosofía de la Ciencia de la Universidad de Génova de la que subiré un par de cortes más. La entrevista completa está en el documental "El origen del hombre" que en breve pondrá a la venta PRODUCCIONES GOYA.
Agazzi intervendrá en el curso el lunes 23 de febrero a las 19:30, en el Colegio Mayor Albayzín, en la Universidad de Granada.